Aquí os dejo unas palabras de Wayne Liquorman.
El tema de la inacción es un asunto que me inquieta.
Tengo la sensación de que lo que hago es la medida de quien soy. Más hago, más soy. La acción me asegura existencia y continuidad.
Por eso la inacción me aterroriza. En la inacción no me encuentro, desaparezco, no estoy.
Recientemente he leído “Oblomov” (Goncharov) y “Un hombre que duerme” (George Perec). Hablan de hombres que no hacen, que prefieren vivir tumbados. A mi la idea de vivir sin hacer me asusta.
Este texto de Wayne me ha llegado muy dentro. Contrariamente a lo que pudo parecerme en una primera lectura, al releer con detenimiento me doy cuenta que Wayne no prescribe ni aconseja la inacción, el dejar de hacer. Wayne no nos dice que no hagamos nada. Wayne describe. Describe la ausencia de alguien que haga algo para que la acción, o la inacción, se produzca.
Que descanso…
Viene con fuerza a mi mente su único consejo: “No olvides respirar”
Simplemente Haciendo Nada
Hacer nada es el lujo final
No conlleva exigencias o expectativas
Ni posibilidad de éxito o de fracaso.
Hacer nada es ser libre
en un mundo constreñido por reglas
Suelto
Fluido
Abierto a
la Eternidad del Momento.
Nada
es de una abundancia que no se puede imaginar
Hacerla
Te permite ser
Exactamente como eres..
¿Y qué es eso, preguntas?
Ummmm
¡Vuelve a mirar!
Hacer nada
Quita tu mirada
de la incesante
Pregunta
Y proporciona el
Espacio
Desde el que
Todas las respuestas
Místicamente desaparecen.
¡Ojalá te encuentre ahora!
Con amor,
Wayne